Rosquillas de anís
Deliciosas rosquillas de anís con un toque de limón irresistible. Yo me lo digo todo... pero es que no sé si es que tengo un paladar que me gusta todo o es que realmente están buenísimas. Os cuento... recién hechas quedan más blanditas, pero al día siguiente cambian. No se ponen duras o correosas, se vuelven crujientes por fuera. Para mi gusto están mejor porque además se acentúan los sabores del anís y el limón. Pero, entiendo perfectamente que es complicado resistirse a comerlas cuando las acabas de hacer. No obstante, como salen bastantes, seguro que os sobra alguna. En cualquier caso, espero que os gusten y podáis disfrutar en algún momento de una rica merienda con ellos.

Ingredientes 45 uds. aprox.
550 gr harina de trigo común (y un puñado más para la encimera)
250 gr azúcar
2 huevos
1 limón (ralladura y zumo)
80 gr aceite de oliva suave
100 gr licor de anís
1 sobre levadura tipo Royal
Azúcar para rebozar las rosquillas
1 litro aceite de oliva suave o girasol para freír
Pasos
Cascamos en un bol los huevos y el azúcar. Batimos con una varilla manual hasta notar que el azúcar se haya disuelto.
Añadimos, el aceite, el licor de anís, el zumo de limón y la ralladura. Mezclamos bien hasta integrar.
Añadimos la levadura y parte de la harina. Mezclamos hasta integrar y que no haya grumos.
Añadimos el resto de la harina y mezclamos con una cuchara, ya que en este punto la masa ya tendrá demasiada consistencia para las varillas.
Enharinamos generosamente la encimera. Echar dos buenos puñados de harina. Y volcar encima la masa. También echamos más harina sobre la masa.
Vamos amasándola. Veremos que la masa irá absorbiendo la harina que necesite. Debe quedar una masa blandita, pero que permita darle forma, es decir coger porciones para hacer las rosquillas. Si queda muy dura, luego, nuestras rosquillas también lo estarán.
Engrasamos un bol con un poco de aceite y dejamos allí la masa durante al menos una hora, tapada con film. Veréis que tras el reposo, la masa es más manejable.
Preparamos el escenario para la fritura y rebozado. Ponemos el aceite en una sartén amplia, preparamos un plato o fuente con papel absorbente, otro con azúcar para rebozar las rosquillas una vez fritas y, finalmente, una fuente para servirlas.
Si nos vamos engrasando un poco las manos con aceite nos será más fácil manejar la masa para dar forma a las rosquillas. Cogemos una porción de masa, hacemos una bola, introducimos el dedo índice en el centro haciendo un agujero y lo vamos abriendo con cuidado de no romperlo. Y así con todas.
Yo prefiero, formarlas todas, las voy dejando en la encimera, también un poco engrasada y así luego me dedico sólo a la fritura. Pero si tenéis ayuda y os las van formando a la vez que otra persona las fríe, pues fenomenal. A mi sólo me vinieron a ver cuando ya las tenía hechas... vaya tela!
Una vez caliente el aceite, vamos a ir friendo por tandas las rosquillas. Yo pongo el aceite a fuego medio, para que así se vayan dorando y no queden crudas por dentro. Les damos la vuelta para que se hagan por todos lados y una vez doradas las pasamos al plato donde tenemos el papel absorbente.
Mientras se fríe otra tanda de rosquillas, vamos pasando por azúcar las que ya están fritas y las depositamos en una fuente para servir.
Ahora sí, a disfrutarlas de la mejor manera posible.