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Galletas de jengibre y canela

Adoro estas galletas....en casa nos gustan a todos. La casa se inunda de un aroma delicioso cuando las horneo. Las preparo doblando las cantidades que pongo porque luego las guardo en un recipiente hermético y aguantan crujientes varios días. Además siempre hay alguien a quien regalar una bolsita. La cuestión es que desaparecen rápidamente. Os aconsejo preparar la masa, cosa que os llevará 5 minutos, y la dejéis en la nevera de uno a dos días para que absorba bien los aromas y los cristales de azúcar se disuelvan. A mí me gusta hacerlas no más gruesas de 2-3 mm porque así quedan súper crujientes. Espero que os gusten tanto como a mí!



Ingredientes


250 gr harina de trigo común

50 gr harina de maíz (maizena)

120 gr mantequilla sin sal a temperatura ambiente

180 gr azúcar moreno o panela

1 huevo

1/4 cucharadita bicarbonato

1/4 cucharadita sal

1/2 cucharadita levadura Royal

1 cucharadita canela molida

1/2 cucharadita jengibre molido


Pasos

  1. Poner todos los ingredientes en un bol y amasar hasta conseguir que una masa homogénea.

  2. Dividir en dos la masa, hacer una bola con cada mitad y aplanarlas formando un disco con cada una de ellas. Envolver en film y conservar en la nevera de uno a dos días.

  3. Sacar 5-10 minutos antes la masa de la nevera.

  4. Precalentar el horno a 180 grados con calor de arriba y abajo. Forrar una bandeja de horno con papel vegetal.

  5. Enharinamos la superficie de trabajo y estiramos la masa con ayuda de un rodillo hasta que quede de un grosor de 2-3 mm.

  6. Con ayuda de un cortapastas con la forma que os guste vamos cortando las galletas y pasándolas a la bandeja de horno que teníamos preparada. Las llevamos a la nevera 10 minutos mientras se calienta el horno.

  7. Con la masa sobrante, hacemos una bola y estiramos de nuevo para cortar más galletas y así hasta que se acabe.

  8. El tiempo de horneado variará según el tamaño y grosor de vuestras galletas. Las mías han tardado unos 15 minutos, ya que conviene que estén bien doraditas, casi tostadas.

  9. Una vez fuera de horno las dejamos enfriar sobre una rejilla. Recordar que no se deben manipular hasta que no estén frías, pues las galletas salen del horno blanditas y se romperían. Adquieren consistencia al enfriarse.

  10. Luego ya las podéis guardar en un recipiente hermético o consumir.

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